Esposa cristiana....

 

“El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”

(Efesios 4:28).

 

Cuando hablamos de robar siempre se viene a nuestra mente una visión material, acerca de las posesiones que tenemos, en un matrimonio hay más que bienes materiales por conseguir o por exhibir. Es una comunidad de dos, cada uno habiendo intercambiado promesas y expectativas.

Cosas muy valiosas que nunca me detengo a mirar con mi conyugue: Mi tiempo, mi confianza, mi trabajo, lo mejor de mí misma, incluso mi cuerpo le pertenece en parte a mi esposo. Cuando yo retengo o violo cualquiera de esas cosas, le robo a el lo que por derecho le pertenece.

 

Le robo cuando permito que alguna otra cosa invada el tiempo que le he prometido a ella. Cuando no establezco prioridades en las diferentes horas del día, y me encierro en lo que yo considero lo más importante, le robo cuando doy lo mejor de mí mismo a los demás y no dejo nada para mi hogar. Le robo cuando revelo lo que el me ha pedido que guarde en forma confidencial. Las mujeres como seres hechos por el amor de Dios para complemento del hombre y compañía suya han fijado lazos de iniquidad que les impiden tener un conocimiento verdadero del ser amado. 

Valore las cosas que Dios ha dado a su hogar, recuerde que tus manos construyen grandes edificios plantados en la roca que es Cristo Jesús.

"No ponga restricción a su libertad de expresar la acción de amar y ser amada."

 

Guarde las cosas de su matrimonio que le pertenecen a su cónyuge.

Guárdelas seguras y úselas sabiamente.

Cada quien descubra los sueños del Altisimo para ser felices.